En nuestra cultura los finales parecen ser realmente importantes. Nos interesa saber cómo terminan las cosas, más que cómo se desarrollan. Precisamente por eso, si nos cuentan el final de una historia ("el asesino es el mayordomo"; "el muchacho se queda al final con la chica"...), en la generalidad de los casos nos estarán robando el sentido del relato en su totalidad.
En pocas palabras, nos arruinaron la fiesta.
Hay excepciones, por supuesto. Como la "Crónica de una muerte anunciada" de Gabriel García Márquez (jamás un título mejor puesto a una novela), que nos cuenta el descenlace de la historia desde la primera página. O salvando las distancias alguna película de Quentin Tarantino en la que el flashback sea el protagonista principal. Pero son precisamente excepciones, que confirman la regla.
Sin embargo, anoche, hojeando un libro cualquiera, casi al azar, me he topado con las dos líneas finales de una obra:
"Así acaba el mundo
No con una explosión sino con un gemido"
Nada más. Con estos dos versos termina, según me dice el libro en cuestión, "La tierra baldía" de T.S. Elliot. No sé cuántas líneas separan estos dos versos del principio del poema. No conozco ese principio, ni tampoco el desarrollo de la obra, sino apenas esas dos líneas, con las cuales ella concluye (no con una explosión, sino con un gemido).
Pero de repente se me ocurrieron dos cosas. La primera, que difícilmente encontraré alguna vez un final, para una novela, para un cuento, para un poema, más acabado y perfecto que éste de Elliot.
Y la segunda, que no pasará mucho tiempo hasta que vaya en busca del resto del relato, pues en este caso, sin que lo haya sospechado Elliot, el mejor final posible para un relato se ha convertido también en el mejor principio.
10 comentarios:
...y me entero de que en realidad los dos versos en cuestión no corresponden a The Waste Land, sino al poema inmediatamente posterior, titulado Los hombres huecos, anterior a su vez a los famosos Four Quartets. Me entero de que el poema fue escrito en 1925, en medio de una profunda depresión personal.
Y dice:
I
Somos los hombres huecos
Somos los hombres disecados
Recostados uno contra el otro
Rellenas de paja las cabezas. ¡Ay!
Nuestras voces resecas
Cuando susurramos juntos
Son quedas y nada significan
Como viento en el pasto seco
O el correr de ratas en los vidrios rotos
De nuestra seca bodega
Contornos sin forma, sombras sin color,
Paralizada fuerza, ademán inmóvil
Aquellos que han cruzado
Al otro lado del reino de la muerte
Nos recuerdan -si lo hacen-
No como almas perdidas y violentas
Sino sólo como hombres huecos
Hombres disecados, rellenos de aserrín.
II
Ojos que no me atrevo a encontrar en sueños
En el reino del sueño de la muerte
Allí no aparecen:
Allí los ojos son
Rayos de sol sobre una columna rota
Allí es un árbol que se agita
Y voces
Cantando en el viento
Más lejanas y más solemnes
Que una estrella que se extingue.
No permitan que me adentre más
En el reino del sueño de la muerte
Déjenme que yo también vista
Esos disfraces convenientes
Piel de rata, plumas de cuervo, palos cruzados
Esparcidos en un campo
Comportarme como lo hace el viento
No más cerca-
No ese encuentro final
En el reino del crepúsculo.
III
Esta es la tierra muerta
Esta es la tierra de los cactos
Aquí se levantan las imágenes
De piedra, aquí reciben
La súplica de la mano de un muerto
Bajo el titilar de una estrella agonizante.
Es esto así
En el otro reino de la muerte
Despertar solo
A la hora en que
Temblamos de ternura
Labios que quisieran besar
Hacen ruegos a la piedra rota.
IV
Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas moribundas
En este valle hueco
Esta quijada rota de nuestros reinos perdidos
En éste, el último de los lugares de encuentro
Vamos a tientas juntos
Y evitamos hablar
Reunidos en esta playa del tumefacto río
Ciegos, a menos
Que los ojos reaparezcan
Como la estrella perpetua
La rosa multifoliada
Del reino crepuscular de la muerte
La sola esperanza
De los hombres vacíos.
V
Ybailamos en torno al tunal
En torno al tunal, en torno al tunal
Ybailamos en torno al tunal
A las cinco de la mañana.
Entre la idea
Y la realidad
Entre el impulso
Y el acto
Cae la Sombra
Porque Tuyo es el Reino
Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la Sombra
La vida es muy larga
Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
Cae la Sombra
Porque Tuyo es el Reino
Porque Tuyo es
La vida es
Porque Tuyo es el
Así termina el mundo
Así termina el mundo
Así termina el mundo
No con una explosión, sino con un gemido.
Thomas Stearns Eliot
(1988-1965)
Or in the same words...
I. We are the hollow men / We are the stuffed men / Leaning together / Headpiece fill with straw. Alas! / Our dried voices, when / We whisper together / Are quiet and meaningless / As wind in dry grass / Or rats' feet over broken glass / In our dry cellar // Shape without form, shade without color, / Paralysed force, gesture without motion; // Those who have crossed / With direct eyes, to death's other Kingdom / Remember us-if at all-not as lost / Violent souls, but only / As the hollow men / The stuffed men. /// II. Eyes I dare not meet in dreams / In death's dream kingdom / These do not appear: / There, the eyes are // Sunlight on a broken column / There, is a tree swinging / And voices are / In the wind's singing / More distant and more solemn / Than a fading star. // Let me be no nearer / In death's dream kingdom / Let me also wear / Such deliberate disguises / Rat's coat, crowskin, crossed staves / In a field / Behaving as the wind behaves / No nearer- // Not that final meeting / In the twilight kingdom /// III. This is the dead land / This is the cactus land / Here the stone images / Are raised, here they receive / The supplication of a dead man's hand / Under the twinkle of a fading star. // Is it like this / In death's other kingdom / Waking alone / At the hour when we are / Trembling with tenderness / Lips that would kiss / From prayers to broken stone. /// IV. The eyes are not here / There are no eyes here / In this valley of dying stars / In this hollow valley / This broken jaw of our lost kingdoms // In this last of meeting places / We grope together / And avoid speech / Gathered on this beach of the tumid river // Sightless, unless / The eyes reappear / As the perpetual star / Multifoliate rose / Of death's twilight kingdom / The hope only / Of empty men. /// V. Here we go round the prickly pear / Prickly pear, prickly pear / Here we go round the prickly pear / At five o'clock in the morning. // Between the idea / And the reality / Between the motion / And the act / Falls the shadow // For Thine is the Kingdom / Between the conception / And creation / Between the emotion / And the response / Falls the Shadow / Life is very long. // Between the desire / And the spasm / Between the potency / And the existence / Between the essence / And the descent / Falls the Shadow. / For Thine is the Kingdom. // For Thine is / Life is / For Thine is the // This is the way the world ends / This is the way the world ends / This is the way the world ends / Not with a bang but a whimper.
"...Pero son precisamente excepciones, que confirman la regla", dice la anotación.
Y no deja de ser una regla extraña, pues tanta es la importancia que le solemos dar a los finales, que muchas veces al llegar al lugar anhelado nos damos cuenta de que la experiencia que valía la pena vivir de hecho ha terminado. Tan preocupados estábamos por ver cómo terminaba todo, que nos perdimos de vivir su desarrollo.
(¡Ah!... ¿Quién dijo eso de que lo que mejor se enseña es lo que más necesita el maestro aprender?)
Increible... la verdad... muy bueno...
es verdad... pensando en el final, nos olvidamos de vivir...
No! no más eso... no quisiera despertar un día y tener que decir:
Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
Alguien dijo una vez "No viajo para llegar, viajo por el gusto de viajar, porque amo el camino".
Y la vida es eso... un camino que todos recorremos, la parada final ya la conocemos y es la misma para todos.
La diferencia, a pesar de todo, es justamente el camino que elige cada uno.
Estimado Germán: todavía tiemblo cuando pienso en el final de La montaña mágica de Thomas Mann. Recuerdo que las lágrimas me nublaban los ojos. Sospecho que en alguna parte quedó Hans Castorp, absorbido por una guerra estúpida (como todas), pero luchando no contra otros soldados, tan inocentes como él, sino contra un final. Siento que los finales de los libros son el preludio de un auspicioso comienzo: el de la transformación del pensamiento.
Saludos
Gracias, me dieron muchas ganas de leer a Elliot, algo que vengo postergando desde hace tiempo.
Pienso que lo que decís sobre los finales se aplica a la vida. Generalmente todos estamos muy acostumbrados a querer saber cómo termina la cosa: ¿éxito? ¿fracaso? El transcurrir en nuestra cultura está muy mal visto. Se quieren ver los resultados. Menos la muerte, claro. Ese resultado no tiene gracia.
Gracias por los cuatro últimos comentarios. Pero gracias especiales a vos, Flor. Por haberte detenido en Elliot. Por haber comprendido o intuido que también yo hablaba en el fondo de la vida. Y sobre todo por haber dicho en palabras lo que yo quizás no supe expresar: Lo importante de la vida está en el transcurrir.
Gracias también por llevarme hasta tus blogs, Nube de agua y Un lugar para perderse.
Buenísimo. Realmente es una manera de generar algo fuerte en el lector, de movilizarlo.
Estaba pensando, en relación a aquellos textos que desde el principio anuncian cómo fue el desenlace, si ahí no entraría "El Túnel" de Sabato.
Saludos.
Sí, es verdad. El túnel es otro buen ejemplo. Pero incluso siendo yo un admirador de Sábato, hay que reconocer que el libro de García Márquez tiene a su favor lo descriptivo del título, no?
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