sábado, febrero 23, 2008

Re/creaciones II

Puesto que en nuestra entrada anterior hablábamos de poesía, quizás sea bueno dejar anotado aquí algo que dice Santiago Kovadloff en su libro La nueva ignorancia:

"Quien comprende un poema ha construido, mediante lo que entiende, un sentido posible para lo que acaba de leer. Quien capta una interpretación, ha transfigurado lo que se le ha dicho en lo que acaba de entender, dándole de este modo un sentido personal, o lo que es igual, convirtiendo eso que se le ha dicho en experiencia propia."

Es interesante notar que Kovadloff dice quien comprende un poema. Vale decir que ese acercamiento, esa interpretación posible entre tantas otras que le asigna al texto quien se aproxima al mismo es tan válida como cualquier otra. Acaso incluso tan válida como la que tuvo en mente el propio autor del poema (si es que acaso tuvo el autor alguna interpretación puntual en mente, algo que no tiene por qué suceder siempre así). Es muy cierto eso que tantas veces se ha dicho, que un artista es dueño de su obra sólo hasta el momento en que la termina y la da a conocer a un público. En ese preciso instante deja de lado su potestad sobre ella, liberándola a la interpretación de quien se acerque a eso que él ha creado, pero que ya no le pertenece ni más ni menos que a los demás. Teniendo estas cosas en mente, realmente no se comprende que todavía haya quienes pretendan que el arte, la poesía en su sentido más amplio, deba ser intelectualizada para ser comprendida en su esencia.

"Las cosas tienen un millón de sentidos o ninguno", decía el pensador estadounidense Gregory Bateson, y es la sentencia de Kovadloff la que ha hecho que me acuerde de repente de esa frase. Lo que Bateson quería significar es que en el mismo momento en que a un evento puntual alguien logra asignarle un significado preciso, simultáneamente se abren las puertas a un montón de otras interpretaciones posibles, muchas de las cuales serán potencialmente tan válidas como la primera. Valga la aclaración: Bateson no era un relativista absoluto; jamás habló de la posibilidad de que algo tuviese infinitos sentidos alternativos, sino que apenas dijo un millón, un número grande, si se quiere, pero limitado.

Volviendo a la cita de Kovadloff, en definitiva resulta que la interpretación sería una forma de la comprensión. Y al mismo tiempo equivaldría, en cierto modo, a un acto de creación en sí mismo. O tal vez de descubrimiento. No existe una línea divisoria clara y definitiva en la frontera que debería mediar entre estas tres dimensiones que habitualmente consideramos como diferentes.

El otro punto de reflexión que nos deja la cita de más arriba, finalmente, es la maravilla de que a pesar de todo la comunicación sea posible, dado que jamás comprendemos cabalmente al otro, sino que nos limitamos a convertir permanentemente en experiencia propia aquello que los demás nos ofrecen como un mensaje. Ya sea que hablemos del mundo de las ideas, o del de las artes, que ambas cosas se crean y se recrean constantemente, sin que sea posible atarlas a eso que ingenuamente definimos como objetividad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Se dice, con justa razón, que un intérprete (por ejemplo un violinista), es un artista porque recrea para sí y para los demás al autor.

Para ser un buen intérprete, y por consiguiente un buen artista, es claro que se requieren ciertas cualidades, una de las más importantes de ellas es la preparación del artista, lo que requiere mucho estudio y práctica.

Para gustar un buen vino hace falta educar el paladar. La primera copa que bebemos en general no nos sabe bien.

En otras palabras, quiero puntualizar lo importante de la preparación del espíritu en el proceso de re-creación. Si tomo algo muy rápido y sin preparación, entonces es es muy poco lo que me deja. Tan rápido como entra, así también se va. La cultura del inmediatismo conspira contra la re-creación.

Muchas veces se descubren cosas que parecen tan sencillas y nos preguntamos cómo fue que nosotros no las vimos antes. ¿Por qué estábamos ciegos a algo tan evidente? ¿Por qué un inventor o un creativo sí las pudo ver?

Einstein decía que las casualidades ocurren a quienes las provocan. En otras palabras, un espíritu preparado puede ver más lejos y puede recrear mejor.

Ni el arte, ni la creación, ni la re-creación llegan sin una buena cuota de auto-preparación.

La cultura no se mide por la cantidad de libros que uno leyó o de música que escuchó, eso es erudición. La cultura es lo que nos queda después de haber leído, escuchado, participado, etc.

Germán A. Serain dijo...

Excelente reflexión, Daniel.

Jorge Pradella dijo...

Siempre opiné que el deseo de interpretar un libro, una pintura, una película o una obra musical era como llevar a cabo una autopsia.
Y nada más vivo que El paraíso perdido de Milton, El Jardín de las Delicias de Hyeronimus Bosch, Derzu Uzala de Kurosawa o la música coral fruto de la inspiración de San Gregorio Magno.
Lejos, muy lejos estamos de siquiera entrever lo que se suscitó en el corazón del creador en el momento de hacer su obra.
Interpretar, en mi humilde opinión es exportar, trasvasar. Y en algún modo desnaturalizar. Desde ya que no podríamos avanzar como especie si no nos dedicáramos algunas veces a interpretar, pero soy más amigo de la comprensión. Y no esa comprensión hija de la erudición, sino hermana de la sensación y madre del placer, del hedonismo desatado que puede llegar a las lágrimas con el Nessum Dorma cantado por EL TENOR.
Estimado Germán, la vida me está conduciendo despacio por un sendero de amplitud, de serenidad y de pequeños placeres relacionados con la captación de muy diferentes realidades, pertenecientes a muy diferentes seres humanos. Involuntariamente muchas de tus intervenciones, más una fuerte introspección han logrado este cambio en mí.
Con el deseo de conocernos pronto. Un saludo.

Germán A. Serain dijo...

Comprender... Interpretar... Las palabras a veces nos llevan hasta el borde del engaño. Tal vez sea por eso que los orientales, con una filosofía tanto más madura que la occidental, defienden la idea de que la plena comunicación sólo es posible sin palabras de por medio.

De nuevo en Occidente, Jacques Lacan solía hablar del muro del lenguaje. Y la gran Isadora Duncan decía algo así como "si pudiese explicarlo, no tendría la necesidad de bailarlo".

Por supuesto, es difícil adherir explícitamente a esta idea de la conveniencia de abolir la palabra desde un blog; y mucho menos desde uno que de hecho recurre tanto a la palabra como lo hace éste. Sin embargo, no debe ser gratuito el que tan a menudo nos terminemos encontrando en el arte, Jorge. Donde las palabras, cuando a pesar de todo existen, se vuelven relativas.

Anónimo dijo...

Debo confesar , que un principio , me inhibia la idea de que puedan criticar , aportar , y de hecho paticipar de lo que alguna vez supe escribir .
De la misma forma en la que nos inspiramos y comenzamos a plasmar en una hoja , sensaciones , sentimientos , perspectivas , intuiciones , pensamientos , entre tantas otras cosas , tambi�n aquellas personas que lo leen , se emocionan y hsta demos pie a la inspiraci�n a la creaci�n de otros , tal como leer estas reflexiones tuyas me llevan a escribir lo que genera la interpretaci�n en mi, gracias!