sábado, abril 27, 2013

Un tango



Estás desorientado y sin saber
qué bondi hay que tomar para seguir,
y al pretender recordar 
cómo seguía aquel tango
una voz cansada
te dice desde adentro
que no seguir también es una opción.
Entonces bajás el cordón,
pisás el frío asfalto,
y recién ahí te das cuenta:
estás descalzo y las calles vacías
están bañadas de rocío,
como si hubiese llovido,
o como si alguien hubiese llorado.
Todavía es madrugada
y te sentás, de cara al sudeste,
siempre sin decir palabra,
en medio de la misma nada,
hasta que al rato escuchás 
el rumor a tus espaldas
del bondi que se acerca a lo lejos.
Pero vos en vez de levantarte
te recostás allí mismo,
justo donde estabas siendo,
y sentís el frío que cala tus huesos
mientras te preguntás 
si en esa oscuridad 
que aún no termina de disiparse
el chofer te verá o no a tiempo
para alcanzar a frenar.

G.S. 2013

No hay comentarios.: