Estás desorientado
y sin saber
qué bondi hay que
tomar para seguir,
y
al pretender recordar
cómo seguía aquel tango
cómo seguía aquel tango
una voz cansada
te dice desde adentro
que no seguir
también es una opción.
Entonces bajás el
cordón,
pisás el frío asfalto,
y recién ahí te das
cuenta:
estás descalzo y
las calles vacías
están bañadas de
rocío,
como si hubiese llovido,
o como si alguien
hubiese llorado.
Todavía es
madrugada
y te sentás, de cara al sudeste,
siempre sin decir palabra,
en medio de la misma nada,
en medio de la misma nada,
hasta que al rato escuchás
el rumor a tus espaldas
del bondi que se acerca a lo lejos.
el rumor a tus espaldas
del bondi que se acerca a lo lejos.
Pero vos en vez de levantarte
te recostás allí
mismo,
justo donde estabas siendo,
justo donde estabas siendo,
y sentís el frío
que cala tus huesos
mientras te
preguntás
si en esa oscuridad
que aún no termina de disiparse
si en esa oscuridad
que aún no termina de disiparse
el chofer te verá o
no a tiempo
para alcanzar
a frenar.
G.S. 2013
G.S. 2013
No hay comentarios.:
Publicar un comentario