sábado, octubre 05, 2013

Sin título

¿Y cuánto más aguantará? Esa es la pregunta, todavía sin respuesta, mientras la maza vuela por el aire, parece detenerse en el punto más alto durante un instante, y luego vuelve a bajar con violencia inusitada, para estrellarse otra vez en medio de chispas y un sordo estruendo y parece que es el final, pero no, todavía no, ¿cuánto más aguantará? Y ya va de nuevo, la maza hacia arriba, para volver a dibujar el arco, para repetir el golpe, y la duda acerca de si acaso será éste, el próximo, el último, el definitivo. Así las cosas, hasta que de repente, y esto casi nos sorprende a todos, a pesar de que debería ser la opción más lógica, la maza llega de nuevo, se estrella otra vez, y ahora sí, vuelan finalmente los pedazos, saltan las astillas, el movimiento se detiene, y no hay nada de lo que pasó que no hubiese podido ser calculado de antemano, y sin embargo, por alguna curiosa razón, nadie pareciera haber esperado que esto realmente sucediera. Pero ya no hay vuelta atrás, el daño está hecho. Y esta es la profundidad de la angustia del sinsentido.

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