En definitiva, tal vez no haya nada que tenga valor.
A un valor en sí mismo me refiero.
Ni el dólar, ni un Picasso,
ni una sonata de Mozart,
ni un hijo, ni el sexo,
ni el honor, ni el amor,
ni la idea de un dios,
nada, absolutamente nada.
Somos nosotros, los seres humanos,
quienes les asignamos un valor a cada cosa.
Pero nosotros mismos,
¿tendremos acaso un valor real,
más allá de nuestras propias vanidades?
martes, noviembre 17, 2015
Valores
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario