Tengo la cabeza llena de palabras
que tal vez no vaya a decir nunca.
Escribo cartas que quedan guardadas
en los oscuros fondos de mil cajones,
siempre y cuando no corran peor destino
como ser el fuego o el tacho de basura.
Escribo mensajes en una pantalla
pero borro sistemáticamente
cada letra sin enviar nada.
De repente pienso que todas
estas palabras y frases cansadas
deberían servirme para escribir
al menos algún breve poema.
Lo intento, pero sé que
jamás lo lograré.
jueves, julio 13, 2017
Vanos intentos
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