jueves, agosto 02, 2018

Fugacidades

No existe Dios.
Quizás haya muerto,
o tal vez nunca existió,
o acaso decidió dejarnos
librados a nuestra suerte.
El asunto es que no hay Dios,
y por ende tampoco un sentido,
excepto aquel que logremos
proporcionarnos nosotros mismos.
Nosotros, inventores de los dioses,
los sentidos, la moral y las leyes,
todo ello tan falaz y fugaz
como nosotros mismos,
y sin embargo.
El amor y la poesía nos desmienten,
por más que también efímera sea
la frágil naturaleza de estas cosas.
Una melodía suena en alguna parte.
Es la Meditación de Thaïs, de Massenet.
Pero ya es apenas su recuerdo.
Fugacidades. Instantes inasibles.
Y sin embargo somos tan reales.
Eso somos: apenas un mientras tanto.

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