sábado, febrero 02, 2019

Pity, una película

Acabo de ver una película reveladora. Se trata de un film titulado Pity, del director griego Babis Makridis. La película comienza mostrándonos a un hombre visiblemente apesadumbrado. Se trata del esposo de una mujer que se encuentra en coma después de haber sufrido un accidente. El hombre, padre de un hijo adolescente, recibe la compasión de la gente que lo rodea, mientras espera el llamado del hospital que le anuncie el fatal desenlace. Un día el temido llamado finalmente llega, dando pie a una escena notable, musicalizada con el Lacrimosa de la Misa de Requiem de Mozart. Sin embargo, pronto se descubre un giro inesperado: la mujer no ha fallecido, sino despertado del coma.

A partir de este momento la historia da un vuelco. Se hace evidente que la inesperada recuperación de la mujer, lejos de representar una buena noticia, termina operando de modo contrario: desprovisto de una excusa que lo haga merecedor de la compasión de los demás, el protagonista de esta historia se ve compelido a inventar o incluso generar nuevas tragedias, que de un modo u otro reaviven aquella mirada misericordiosa.

La caricatura es feroz. Porque de repente me lleva a pensar en varias personas que conozco, que en definitiva actúan de un modo parecido. Pero en el fondo se trata de otra cosa. En el fondo sé que también he estado en ese lugar. Y sé que siempre existe el riesgo de volver a caer en ese sitio. Entonces lo escribo; escribo estas palabras para permanecer alerta. Porque me lo merezco.

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