domingo, febrero 17, 2019

Un viaje

Cae lentamente el sol sobre la playa, mientras en la boca se disipa el dejo de un gusto a sal, los restos de un mar se secan sobre la piel y se disuelven las últimas horas de un viaje irrepetible. Pasan también las páginas de un libro, mientras lamentamos no haber llevado papel para escribir también nosotros, hasta que de pronto nos detenemos en una cita a Flaubert que dice: "Alcanza con que miremos demasiado fijo una cosa para que comience a resultarnos interesante". Me digo que podrá ser Flaubert, con todo lo que ello implique, pero que yo lo hubiese planteado de un modo acaso más poético. "Alcanza con que miremos con suficiente atención una cosa para que comencemos a encontrarnos en ella nosotros mismos", por ejemplo. Cierro entonces el libro, y allí está todavía el sol, y allí está todavía el mar -menos los restos que se han secado ya sobre mi piel-, y están también los granos de arena, y un pájaro que cruza de repente el cielo, y yo intento observar atentamente cada detalle, mientras emprendo el regreso, y pienso en vos, y también en mí, y en tantas cosas. De pronto quiero regresar a casa. Y mi casa hoy es donde estén tus ojos, esos que me ayudan a ver.

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