sábado, mayo 18, 2019

Tierras Santas

Cruzo por el medio de Plaza Once. Un hombre vocifera y gesticula, teniendo como público a un perro vagabundo y tres o cuatro personas que lo escuchan a una distancia prudencial. El hombre grita algo acerca de Dios, y habla también del pueblo de Israel, al cual se refiere como el pueblo elegido. De pronto me descubro pensando en aquellas tristes geografías. En Israel, pero también Palestina, Siria, Líbano y otras tierras aledañas. Me digo entonces que una de las demostraciones más cabales de que los dioses concebidos por los hombres son falaces, es que las así llamadas Tierras Santas son históricamente páramos asolados por la tragedia humana. Lo que uno estaría tentado a llamar, paradójicamente, lugares dejados de lado por la mano de Dios.


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