viernes, octubre 23, 2020

Sala (una, de las tantas posibles)

Y sí. Finalmente llega, como llegan todas las cosas. Fatalmente, podría también haber escrito. En rigor de verdad uno escribe "finalmente" cuando se trata de algo deseado, o resignadamente ante lo que al menos no resulta tan temido. Y "fatalmente" es la opción cuando se trata de narrar lo inenarrable o de aludir a lo ineludible.

Aquí estamos, finalmente. Con este inexpresable y molesto sentimiento a cuestas, o tal vez sea todo un cúmulo de sentimientos, de emociones, de confusiones, de fugacidades, de un entrañable amor por esas dos, tres, cuatro personas que representan mucho más que estas pobres palabras. Y las ausencias, que se avizoran por un instante como una presencia invisible. De repente todo se confunde. ¿Estás acá? Y yo mismo ¿en dónde estoy, realmente? ¿Existe un aquí y un ahora, o acaso todo no sea más que el infantil producto de una ilusión ingenua?

Y sin embargo aquí estoy, a pesar de todo. Porque pensar, sentir, reflexionar, escribir, incluso cuando sea apenas un gesto definitivamente vano, es una forma de estar vivo, de crecer todavía, empecinadamente. De persistir, mientras la noche, callada y silenciosa, se convierte de una curiosa manera en algo así como un oasis. Al menos hasta que amanezca.

No hay comentarios.: