sábado, agosto 14, 2021

02:00 P.M.

Eran las dos en punto de la tarde.
A las dos en punto de la tarde
el reloj hizo sonar su alarma,
justo antes de caer al agua helada
para hundirse sin remedio;
Tras lo cual -por supuesto-
dejó de contar las horas.
Un niño observó la escena en silencio.
Tomó algunas palabras y un lápiz
y luego narró lo acontecido en un cuaderno;
Tras lo cual -por supuesto- el tiempo
continuó su marcha, implacable.

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