sábado, diciembre 31, 2022

Diario 2023 - Cap. Cero

Quedan horas, migajas apenas, del 2022, y ayer llenando un documento dudé, por primera vez, cuáles eran los cuatro dígitos que debía colocar ahí, al final de una fecha, y la sorpresa por la duda en sí misma, que siempre inquieta, estará todo bien en el campo de las propias funciones cognitivas, o ya habrá avanzado el deterioro. Y no, Germán, si ya sabés que no es la primera vez, que sos nomás así y desde chico cometés estos errores. Y si no acordate de cuando en la carátula del cuaderno de comunicaciones de quinto grado, en lugar de escribir "Isidoro Pirovani", que ese era el nombre del director del colegio, vos pusiste "Inodoro Pironi", y te diste cuenta recién al terminar el año, qué despiste. O aquella otra vez, mucho más tarde, que volviste a tu casa caminando un montón de cuadras y al llegar te diste cuenta de que habías salido en auto. Y mejor no sigamos.

Pero entonces sí, la segunda sorpresa, ésta legítima, repetida, pero que aparece cada vez con mayor frecuencia: ¿Ya se pasó otro año? ¿En serio? ¿Tan rápido? Si ayer nomás estábamos en enero, la tos del covid, la vecina del doce que se iba, ser de nuevo papá, en dos meses arrancan las clases, dígame licenciado, los que estaban y ya no están, cuántas cosas, y cuántas más. 

Entonces dos líneas, nada más que dos líneas, para que sea fácil recordarlas, llevarlas siempre encima y que no se pierdan, como las llaves de la moto con una cinta en el cuello, el celular y los documentos en el bolsillo, tengo todo, sí mamá, y también esta frase que acabo de encontrar, que es de Alejandro Dumas, según dicen, ponele que sea cierto, que declara (dejá por un momento de hacer lo que sea que estés haciendo y prestale atención a esta frase): "La vida es tan incierta que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta".

Incierta y breve, digo yo, sorprendido de que ya estemos a un paso de un nuevo enero, esta vez de un 2023, la recta numérica me espanta. Miro un instante hacia atrás, no sin un dejo de melancólica nostalgia, y hace cinco años atrás llovía, y hace doce estaba feliz soñando con un futuro que no iba a venir, y entonces regreso de nuevo al presente, me obligo, porque todavía es hoy, siempre es ahora, que el pasado nos enseñe pero carpe diem. Y no pierdas la ocasión de ser feliz ahora, de mirar este cielo, esta luna, esta nube que pasa, irrepetible, y decile que querés a quien querés, y sonreí como un idiota, porque sí, sin buscar tantos motivos.



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