Jueves por la noche. Salgo de la facultad, luego de haber dado clases por segunda vez en el día. Primero fue el taller de escritura en la UdeMM, por la mañana. Luego la jornada en la radio, y finalmente Psicología y Comunicación en la UBA. Lo que se dice una jornada completa. Subo con mi automóvil a la autopista, para llegar más rápido a mi casa, pero a los pocos kilómetros de andar me doy cuenta de que algo anda mal. La fila de coches, allá adelante, se detiene de un modo brusco y comienza luego a andar a paso de hombre. Hasta que un par de kilómetros más adelante comienzan a aparecer las señales inquívocas del accidente: los conos de seguridad cerrando primero un carril, y luego otro más, un par de vehículos de emergencia, la gente desde un puente peatonal mirando hacia adelante, con curiosidad y un mal disimulado morbo, y finalmente la policía y una ambulancia, al lado de un cuerpo tendido sobre el asfalto, tapado con una manta que, pese a todos los cuidados, no logró contener el avance de dos charcos de un líquido que se adivina espeso y todavía caliente, que de a poco crecen hasta invadir el carril aledaño, por donde los autos circulan con lentitud, pero en definitiva ajenos al drama. Al pasar me doy cuenta de mi reacción: hago una brusca maniobra al volante para evitar pisar con las ruedas de mi coche la sangre. El gesto fue impulsivo. Pudo más el rechazo a pasar por encima de ese charco que el temor a ser chocado por el auto que viniese circulando por mi derecha. Unos metros más adelante, una zapatilla. Y enseguida una camioneta, detenida sobre el carril más veloz, con el capot y el parabrisas destrozados.
En ese instante me acordé de pronto de algo que había leído, no tanto tiempo atrás, en el manual del usuario de mi automóvil. Unos minutos más tarde, luego de haber salido de la autopista, me detuve en una estación de servicio, saqué el manual de la guantera y busqué rápidamente. No me había equivocado. Allí estaba: "Si desea dar un aspecto más deportivo a su vehículo, usted dispone de llantas de aleación, volantes de cuero y otros accesorios que armonizan con el diseño de su auto y le otorgan un perfil más agresivo." No decía sobrio, ni tampoco elegante. Lo deseable parecía ser que el auto tuviese un aspecto más agresivo. ¿Cuál es la idea? El mismo manual que tanto abunda en diferentes consejos acerca de la seguridad en el manejo, vende como atractiva la idea de un vehículo cuya característica deseable parece ser la agresividad. Imaginé entonces, como el arquetipo máximo del perfil agresivo de un auto, no un diseño aerodinámico, con poderosos focos y llantas de aleación, sino un capot y un parabrisas destrozados y manchados de sangre todavía caliente.
No me parece posible que manejen del mismo modo una persona que se jacta de tener un auto de líneas sobrias, que aquel otro que se ilusiona con ser dueño de un vehículo de perfil agresivo. Una vez más, me dije para mis adentros, queda claro que las palabras y el mundo de lo simbólico jamás son del todo inocentes.
sábado, abril 21, 2007
Perfiles agresivos
Publicadas por Germán A. Serain
Etiquetas: Reflexiones
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10 comentarios:
Y lo más grave de todo es que también yo quisiera poder ponerle llantas de aleación a mi auto, focos complementarios, en fin... darle un perfil más "agresivo" (según dicen quienes al parecer saben del tema) a mi vehículo...
Bonjour Germán,
Comme chaque jour, je vais sur ton blog lire tes « réflexions » que j’ai intitulé « Pensées du jour ».
Aujourd’hui, à l’ouverture de la page, j’étais inquiet. La photo et les premières lignes, non traduites, m’ont laissé à penser que tu avais eu un accident de la route. Heureusement, non ! Mais tu as parfaitement raison. La conduite d’un véhicule, carrossé et équipé d’accessoires qui laissent à penser à son conducteur qu’il est à bord d’une voiture de compétition, n’est pas la même que celle du même conducteur à bord du même véhicule banalisé.
C’est un bon sujet d’étude des comportements et peut-être de la communication que tu pourrais donner à tes élèves.
Je t’embrasse,
Claude
Cher Claude, merci beaucoup pour ton message. Je me réjouis beaucoup de savoir que tu visites mon blog. C'est un plaisir et un honneur pour moi.
En effet, cette réflexion (et quelques autres) ont été mise à considération de mes élèves, dans un autre blog que j'ai habilité à ce propos. (www.dosmundos2006.blogspot.com)
C'est préoccupant comment nous manions le sujet de la violence. Nous pouvons le voir en la manière dans laquelle nous conduisons une automobile, mais c'est seulement un exemple. Nous nous préoccupons chaque fois moins par les autres et la vie paraît perdre valeur.
Merci de nouveau pour ta visite. Celui-ci est une bonne manière pour que toi pratiques l'espagnol... et moi le français. (Excuse moi, Claude. Je fais mon meilleur effort.)
Je t'embrasse aussi.
qué lindo hablás en francés!
Merci beaucoup, ma chéri.
Il me fait bien de trouver tes traces dans le sable de mon blog.
La verdad, es que tu conclusión es muy buena, pero no la comparto. El perfil agresivo solo tiene la finalidad de reflejar la personalidad del dueño del vehículo, y la persona que es agresiva, va a serlo en una Ferrari o en un Renault Gordini, da lo mismo. Además, hay diseñadores con gustos más agresivos y otros con gustos mas tranquilos y así podríamos ir generalizando hasta llegar a la conclusión de que hay personas mas agresivas que otras y es por eso que existen ideas hippies e ideas terroristas. Tampoco considero a la agresividad en sí, como algo malo, porque puede que ella tenga origen en una agresión anterior, como podría ser el caso del E.Z.L.N. Es verdad que las palabras y el mundo de lo simbólico jamás son del todo inocentes, pero tampoco del todo culpable; los símbolos y palabras nos afectan, pero de mis errores yo soy el culpable. Cada uno, desde su lugar tiene que hacer fuerza por el mundo que quiere y por eso me gustó tu relato.
Gracias por tu mensaje, Davor. Mi preocupación, como diseñador, como analista del mundo simbólico y como participante de este mundo real y cotidiano que nos toca vivir, pasa por el hecho de que resulte atractivo vender (y comprar) un diseño agresivo para un automóvil, en lugar de un diseño atractivo por otras cualidades, sean ellas prácticas o simbólicas. Me preocupa la correlación entre agresividad y el elemento sobre el cual se aplica el diseño que se estima agresivo, cuando se supone que la agresión debería ser ajena al manejo de un automóvil. ¿Por qué nos atrae lo agresivo?, podría ser, si querés, la pregunta. ¿Qué hay en nuestra naturaleza, o en nuestra cultura, que nos lleva a querer mostrarnos agresivos incluso en el momento de comprar o manejar un auto. Igual, insisto en que si mi coche no tiene llantas de aleación es porque cuestan muy caras, y no porque no me gusten...
Hay contradicciones aun mayores. Fijate la velocidad maxima permitida x las normas de conducir y la velocidad maxima posible de la gran mayoria de vehiculos q circulan.
Yo creo que la agresividad, tiene que ver con el público masculino al que están destinados los mayores diseños de autos. El hombre es hombre y la agresividad esta en nosotros como un germen; La educación intenta dormir esa característica, pero hay momentos donde queda a flor de piel (podes ser un tipo tranquilo del mundo, pero hay situaciones que hacen que se te salga la cadena). En general, creo que a muchas mujeres les atrae eso, y el auto, en algún punto, es un objeto fálico, no es una casualidad que lo primero que hace un hombre con un billete es comprar un auto, este aumenta su independencia y su éxito con las mujeres. Es verdad que no funciona con todas las señoritas, pero creo que con la gran numero sí. No sé si tengo razón con lo que digo, pero es lo que me parece, por ejemplo, no es lo mismo andar en un utilitario que en un convertible, si un hombre se pasea en un Aston Martin va a llamar la atención y si pasea en un colectivo urbano no, las perspectivas de éxito con las damas son otras. Además, me quedaría por analizar la incidencia que tiene en el ámbito laboral y esas cosas... da para largo, ¿no?
Una cosa más, también lo agresivo esta asociado al éxito... con cualquier clase de éxito... "También en los dominios del espíritu reina la ley del más fuerte" Antonin Artaud.
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