lunes, octubre 18, 2010

Cuestiones sobre el amor



Cuando leí por primera vez el libro La más bella historia de amor, de Dominique Simonnet, me llamaron la atención varios pasajes que subrayé mentalmente. Hace unas horas, mientras corregía parciales, uno de esos pasajes me tomó por asalto nuevamente, y esta vez cedí a la tentación de dejarlo registrado en esta bitácora.

Dice Simonnet:

"El amor no es democrático, no responde a la justicia ni al mérito. Sigue siendo del orden de la preferencia, vale decir, de la elección indebida de un ser humano en detrimento de otro. ¿Por qué enamorarse de x más que de y?..."

La palabra indebida me provoca, muy a pesar de que sé que está bien aplicada. El punto es que nunca nos enamoramos de la persona correcta, simplemente porque no nos enamoramos de un otro real, sino de una representación imaginaria -y por lo tanto ficticia- que respecto de ese otro establecemos en nuestra conciencia.

Apenas más adelante, y tras hacer una obligada referencia a las complejidades que son propias del amor, la misma estudiante que hace un instante citaba a Simonnet sabiamente acota, con palabras que ya son de su propia cosecha:
"Vale decir entonces que nadie elige a quién amar. Pero lo cierto es que, a pesar de todo, seguimos amando."

Nadie elige a quién amar. Y sin embargo se ama. Aparentemente todo esto forma parte de un enorme, gigantesco malentendido. Un malentendido vital, de todos modos, que entre otras cosas permite que la especie humana continúe floreciendo sobre la faz de la Tierra.

Unos minutos más tarde, ya desde las páginas de otro parcial, un segundo estudiante insiste en ilustrarme sobre estas cuestiones:
"En el amor, los sentimientos son intransferibles, incomunicables, inexplicables. Incluso cuando haya un sentimiento igual por parte de la otra persona, esto ha de seguir siendo así, inevitablemente, desde el momento en que jamás podremos sentir aquello que es sentido por el otro."


(De cosas así están hechas mis clases en la universidad.)

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