lunes, febrero 21, 2011

Epílogo

Revisando viejos escritos, me topo con esta poesía, firmada en diciembre de 1989 por alguien que decía llevar mi mismo nombre. Intento recordar en qué circunstancias fueron escritas estas palabras y realmente no lo logro. Pero todavía siento estas palabras como mías, actuales a pesar del tiempo transcurrido desde que fueron escritas (más de veinte años... ¿adónde han ido a parar todos esos días con las alegrías, tristezas y esperanzas que albergaron?), y entonces me decido a ceder al impuso de dejarlas aquí, acaso sin ningún objetivo.

A las puertas del delirio está
el silencio
de una noche extraña,
la soledad,
y todo aquello que no se comprende.

Los recodos del destino
(si es que acaso el destino existe)
son oscuros e insospechables,
y es allí en donde nacen
y se quiebran los sueños.

Señor, yo sólo te pido
que la próxima vez
Romeo se retrase unos minutos,
o bien que Julieta despierte
a tiempo;
porque el universo de los hombres
es muy frágil
y se desmorona demasiado fácilmente.



1 comentario:

Laura Chertkoff dijo...

habrás ido a ver Romeo y Julieta en esos días?