jueves, febrero 04, 2016

De ignorancias y debilidades

Quien no conoce, ignora; vale decir, es ignorante. Sin embargo, al mismo tiempo puede decirse que sólo quien sabe que ignora es realmente sabio. Pues el otro, convencido de que no necesita conocer nada más, no persigue ninguna nueva certeza, ni tiene tampoco manera de desprenderse de sus errores. Del mismo modo, quien llora puede en algún sentido ser considerado débil, pues le duelen cosas que a otros no; y sin embargo se revela fuerte al aceptar con valentía su propia fragilidad. Y quien duda, vacila o cambia de opinión, acaso es en realidad lo suficientemente decidido como para darse la chance de tener un criterio dinámico y propio. Etcétera. Todo puede ser apreciado de diferentes maneras, según la intención o el alcance de nuestro a menudo limitado punto de vista.

No hay comentarios.: