lunes, abril 04, 2016

Digno tratamiento

Hijo de puta.
Pero no. Leelo de nuevo
prestando atención al detalle.
La I no debe ser una I cualquiera,
sino que debe estar bien acentuada,
quebrar el silencio con violencia,
y la Jota debe arrastrarse como
si fuesen varias y no solamente una.
El "de" puede apenas murmurarse,
no deja de ser sino un puente que
nos lleva a la Pe, muy importante,
pues hay que sentirla en los labios,
sopesarla bien, precisamente,
para que luego resuene la U,
de un modo profundo,
anticipando el restallido de
la Te, como un latigazo
de la lengua nacido
justo detrás de los dientes.

Algunas personas eligen
prolongar ad libitum la U
y/o después la A
para darle más énfasis al insulto.
Cuestión de sensibilidades y estilos.
Yo creo que se equivocan al
desestimar el rigor consonántico.
De todos modos, lo importante
es el sentimiento que
se ponga en juego al decirlo.

En paralelo a esta degustación
cabrá considerar a quién
es dirigido el insulto
y tomar los recaudos del caso
según se trate de un comerciante,
un policía, un ladrón,
un abogado, un político,
el presidente de la nación,
algún estafador de otra laya
o si el insultado ha sido uno
y en tal caso revisar por quién
y por cuáles razones,
que nadie está libre de culpas
ni de ser merecedor
de tan digno tratamiento,
pero podremos al menos revisar
nuestra conducta y corregirla,
cosa que un verdadero hijo de puta
difícilmente será capaz de hacer.

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