jueves, agosto 25, 2016

2006 - 2016

Fue un 6 de agosto de 2006 cuando hice el primer posteo en esta bitácora. Desde entonces se sumaron más de quinientas entradas. Han pasado muchas cosas a lo largo de todo este tiempo. Para quien escribe, convertido ahora en autor y en lector de sus propias viejas anotaciones, recorrer este blog es rememorar diferentes partes de una historia personal. Una historia que acumula alegrías y dolores, frustraciones y necedades, locuras, esperanzas vanas y otras que no lo han sido tanto; también hay algunas muestras de una incierta sabiduría y (ojalá así sea) acaso algunas pinceladas de belleza. Porque de un tiempo a esta parte este sitio se ha convertido además, como creo haber dicho ya en alguna otra ocasión, en un cementerio de poemas. Pero repaso las primeras entradas, las de ese primer mes de existencia de este diario. Hay allí un primer comentario de una obra musical, fruto de un padre orgulloso que veía actuar por primera vez a su hija en un gran teatro. Hay unas líneas acerca de un fotógrafo ciego, y un breve cuento de Marco Denevi. También hay un triste presagio. Y hay una reflexión sobre el horror de las guerras. Finalmente, la primera de todas las entradas es un cuestionamiento en cuanto al sentido mismo de la existencia de este blog. Hoy me sigo preguntando para qué escribo todas estas cosas. Para quién, con qué propósito. Sigue sin haber una respuesta clara o definitiva. Quizás todo esto sea algo así como un exorcismo, o como un legado, o como una caja de resonancia, en la cual yo mismo poder escuchar con mayor claridad algunas ideas. Algunas cosas han cambiado, es cierto; pero uno todo el tiempo cambia. Soy diez años más viejo, en algunas cuestiones soy más aplomado, sabio o incluso gentil, y en otros aspectos acaso no he aprendido demasiado. Sigo sin embargo teniendo una esperanza. Y juro que no soy una mala persona, aunque algunas historias que me han tenido como protagonista no hayan tenido finales del todo felices. Pero la historia todavía sigue, hasta nuevo aviso. Y seguramente se seguirán sumando los escritos, las ideas, los poemas, las resonancias. Y tal vez algún día alguien encuentre algún sentido en todas estas palabras. O acaso no. Acaso el sentido que estas palabras tienen es el de simplemente ser, en el momento de ser aquí volcadas.

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