domingo, agosto 21, 2016

Sin título

Hay una incierta y terrible soledad
en el apático gris de esta tarde que muere.
Una soledad trágica, sin fe ni esperanza.
Lo intenté. Dios sabe que lo hice.
Pero todo fue en vano.
No existen las segundas oportunidades
para nosotros los malditos.
El sol se ahoga ahora en el horizonte,
las sombras vuelven reclamando sus dominios
y uno solo desea irse
junto con la tarde que se disuelve
tranquila en el horizonte
sin reclamarle nada al mundo
porque nada espera.

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