sábado, junio 01, 2019

Un diálogo inadecuado

- Decime... ¿A vos no te pasa que a veces te dan ganas de decir cosas inadecuadas?

- ¿Cosas inadecuadas?... ¿Inadecuadas cómo?

- Inadecuadas como esta pregunta que acabo de hacer, precisamente. Pero es nada más un ejemplo. Pienso que tal vez sea algo así como el deseo de hacer una prueba. Decir cosas para ver cómo suenan en el momento preciso de ponerlas en palabras. O para ver qué sucede entonces. Incluso cuando tal vez uno en realidad no desea que suceda nada en particular. O mejor dicho... ¿Una doble negación vendría a ser algo así como una afirmación? ¿O es más bien todo lo contrario?

- Sinceramente... no tengo la menor idea de qué me estás queriendo decir con todo esto.

- Lo lamento. Te aseguro que intento ser lo más claro que puedo. Lo que ocurre es que... Bueno, ya ves. De esto es de lo que hablo. Supongo que a vos no te sucede, entonces. De lo contrario no te sorprenderías tanto. Se trata simplemente de esto: de unas ganas imperiosas, como una compulsión, de decir -o escribir- cosas que suelen estar completamente fuera de lugar, o bien pasar por incomprensibles. Y fijate que a la larga lo incomprensible también resulta inadecuado.

- Debe haber cosas inadecuadas que no sean incomprensibles, supongo.

- Quién sabe. Puede ser que al decirlas parezcan comprensibles, pero que en verdad no lo sean.

- ¿Y qué hacés ante ese deseo, cuando se presenta?

- Algunas veces me dejo llevar. En otras ocasiones me gana el silencio. O acaso sea yo quien gana. Supongo que no hay manera de saberlo con exactitud. Y que no debería estar diciendo todo esto.

No hay comentarios.: