M.: Me pongo un segundo en el lugar de Dios y me da escalofríos. Explicame qué pensó el pelotudo al que se le dio por inventar la bomba nuclear... Explicame todas las inconsistencias humanas... ¿Dios se habrá imaginado en su momento todo esto?
G.: Es fácil: el tipo de la bomba estaba jugando a ser Dios. Y acaso Dios, en el momento de crearnos, estaba jugando a dejar de ser, por un instante, una entidad perfecta.
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