No hay peor tumba
para las palabras
que el silencio
que se desprende del olvido.
Cuántas palabras
no yacerán ya
en esa tumba.
Incluso éstas
que ahora escribo
no tendrán, pobrecillas,
ningún mejor destino.
Entonces ¿para qué seguir escribiendo?
Tal vez para buscar un eco
que resuene y nos revele algo
que todavía ignoramos
de nosotros mismos.
jueves, mayo 16, 2013
Palabras I
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