sábado, mayo 18, 2013

Obituario

Ya lo ves, al final es así para todos:
se mueren los malos,
del mismo modo en que mueren
y se seguirán muriendo
los buenos.
Se mueren las víctimas,
pero a la larga también los victimarios.
Los que humillan y los humillados.
Los que desprecian y los despreciados.
Los pobres y los ricos.
Los imbéciles y los poetas.
Los bellos y los no agraciados.
Quienes fueron amados
y los que jamás encontraron
a quien se compadeciera de ellos.
Para todos llega el final.
El momento en que dejamos de respirar,
el instante en que dejamos de latir
y comenzamos a convertirnos en un despojo,
si es que ya no lo éramos desde antes,
cuando todavía parecíamos vivos.
Para todos llega igual...
Y sin embargo no es lo mismo.
Nunca es lo mismo,
porque la muerte es el final,
pero lo que importa es el mientras tanto.
El instante en en cual somos
y lo que hacemos con él.
Allí está planteado el desafío.

1 comentario:

Germán A. Serain dijo...

Este poema fue escrito en ocasión de la muerte del otrora presidente de facto Jorge Rafael Videla, procesado y condenado por delitos de lesa humanidad.