Son las dos de la tarde
de un día que podría ser
cualquiera pero no
se trata de hoy
siempre es el día de hoy
único e irrepetible
distinto de todos los ayeres
y de todos los mañanas
y sin embargo
son las dos de la tarde
y qué hemos hecho
no hemos hecho nada
excepto ver pasar la hora
una pared un techo el mismo
vacío una vez y otra
y otra y nada:
el mismo hambre
la misma angustia
el mismo deseo insatisfecho
de siempre,
querer que el tiempo se detenga,
pretenderlo en vano.
Suena un Don Juan de Strauss
en mi cabeza
o acaso sea Zaratustra
"No es la música adecuada
para esta hora", me digo
pero no puedo hacer
demasiado al respecto,
siempre es la hora que es
y uno es poco menos
que una nada
deslizándose
hacia ninguna parte.
Germán A. Serain
domingo, mayo 10, 2015
Dos de la tarde (Deshoras)
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