domingo, mayo 31, 2020

Despertar del sueño 200531

Con los ojos cerrados, apenas despierto, todavía dormido,
escucho tus pasos y espero, ligeramente ansioso,
con la modesta felicidad de las cosas simples,
el momento en que te acerques despacio,
corras apenas las mantas y te deslices,
tu cuerpo desnudo, suave y tibio,
acurrucado otra vez junto al mío.

Con los ojos todavía cerrados, dormido, apenas despierto,
estoy atento a los sonidos, familiares y extraños,
pisadas de un perro, me doy cuenta
de que no estoy seguro de adónde estoy,
ni de quién soy, ni qué veré si abro los ojos ahora.
Intuyo que algo no está bien. Estás demorando demasiado
en regresar a la cama, pero no atino a moverme.

De repente siento el miedo, mis pies están fríos
y hay demasiado silencio, me abruma
mi desconcierto, estos segundos eternos en que
no logro recordar adónde me he quedado dormido.
¿Estaré en casa de mis padres? ¿O en cuál otra?
¿Qué edad tengo? ¿Por qué demorás tanto
en llegar a la cama, para aliviar este espanto?

Nadie lo sabe, pero cada mañana, al despertar
me siento más débil, me cuesta más recordar
o intuir qué cosas han sido reales y cuáles no.
Alguien ha muerto hace poco, me digo.
Quizás por eso me resisto todavía
a despertar del todo, para no tener que
hacerme cargo de mi propia mortalidad
y de las irremediables ausencias.

Me haría tanto bien sentir tu cuerpo tibio
acurrucado ahora mismo junto al mío.
¿Por qué demorás tanto?


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