miércoles, julio 18, 2012

In Memoriam Jon Lord, Rick Wright & others

Cuando los ídolos musicales de tu adolescencia, esos que todavía sonríen desde la portada de los viejos discos, jóvenes y hermosos, con el pelo largo y ese aire de alegre rebeldía que nos otorga la convicción de tener por delante un largo tiempo por vivir, mucho más amplio ese horizonte que aquel otro que con los años aportará más tarde la experiencia, y todavía suenan así de jóvenes y de rebeldes y de hermosos rockeando en esos mismos discos que uno escuchó antaño una y mil veces, y que todavía se atesoran en un rincón especial; cuando estos ídolos se mueren, pero no por culpa de una sobredosis, ni en un accidente de autos, ni cayendo de un helicóptero, ni asesinados por un demente, sino como consecuencia de una enfermedad degenerativa tan vulgar como un cáncer de páncreas, y en este sentido hay que reconocer que algo de razón tuvo aquel que opinó que la muerte de Lennon fue mucho más políticamente correcta que la de Harrison, por aquello de que para una estrella siempre será preferible estallar a desvanecerse, pero además sin que uno pueda decir con justicia ninguna cosa asimilable a un "tan joven que era", pues aunque tampoco fuesen viejos esta declaración ya no sería sincera... Cuando todo esto sucede, viene a ser como una pequeña señal de alerta que te indica que también para vos, aunque no seas famoso, el tiempo está pasando, inconmovible.