martes, junio 16, 2015

Elogio de la prudencia

Todo lo que el hombre hace y construye,
absolutamente todo, desde el gesto más fugaz
hasta El Quijote o las pirámides de Egipto,
está tristemente destinado a desaparecer
tarde o temprano, de la faz de la Tierra
tanto como de la memoria de los hombres.
En cambio, aquello que el hombre destruye,
lo destruye de una vez y para siempre.
Esto es algo que deberíamos tener presente
antes de acometer cualquier acción,
pues más allá de nuestras intenciones
aquello que rompamos ya no podrá
volver a ser como era antes nunca más.

No hay comentarios.: