domingo, junio 14, 2015

Condenado

Este no soy yo.
O tal vez sí, no estoy seguro.
En todo caso hoy ya no tengo idea
de quién haya sido aquel
que creí ser yo hasta no hace mucho.

Es mentira que los hombres no cambian.
Y verdad es que cambiamos todo el tiempo.
De otro modo no hubiésemos podido
lanzarnos a caminar,
ni a dominar las palabras,
y aquí estamos, sin embargo,
intentando exorcizar viejos maleficios
paso tras paso,
palabra tras palabra,
lágrimas que caen en silencio.

Venimos al mundo sin saber
y de a poco vamos aprendiendo:
nos golpeamos y aprendemos,
nos caemos y aprendemos,
herimos a quien amamos
y comprendemos muy tarde
lo mucho que nos falta entender.

Me pregunto si habrá sido
realmente necesario llegar a ser aquel
miserable que hoy yace en mi triste memoria
sólo para encontrarme ahora aquí,
pero decir aquí es preguntarse adónde,
y saber que a duras penas llegamos
hasta la eterna incertidumbre,
al dolor causado con nuestros pecados,
esos que ya no tienen vuelta atrás
ni redención posible.

Es mentira que los hombres no cambian.
Así como el río jamás es el mismo
tampoco es el mismo jamás el hombre.
Pero sin perdón, nada de esto
importa en demasía.
En definitiva hoy soy esto:
apenas un condenado.

Germán A. Serain

No hay comentarios.: