viernes, junio 19, 2015

Enfocarse

Mi mamá, mi papá y mi hija.
Pero sobre todo mi hija.
Al menos por ahora.
Aunque también puede ser porque sí, no más.
O como dijo alguien una vez: aunque sea por orgullo.
O porque, total, ya estamos aquí, al fin y al cabo,
y no tenemos nada nada nada que perder
excepto, claro, la chance en sí misma,
la posibilidad de hacer algo con esto,
con todo esto, porque siempre hay
algo con lo cual se puede hacer.
Me descubro de pronto a mí mismo
diciendo que es preferible enfocarse
en todo lo que tenemos antes que
en lo mucho que nos falta,
o en lo tanto que hemos perdido.
Sólo me resta ser capaz de escucharme,
de prestarme un poco de atención,
de hacerme algo más de caso.
Siempre hay algo, siempre.
Aunque sea este dolor, que es algo.
Aunque sea este tibio arroyo corriendo
por la mejilla hasta la comisura de mi boca.
Aunque sea la ocasión de volver a escuchar
una vez más un concierto de Mozart.
Aunque sea este miedo.
O el viento en la cara.
O el gusto del chocolate.
O el sabor de las cerezas.
O la esperanza vana
de volver a sentir sus dedos
recorriendo mi rostro en una caricia
que sigo esperando después de todos estos años
y sin embargo nunca nunca nunca llega.

Germán A. Serain

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