No soy yo quien escribe esto.
Lo escribe el fantasma de quien alguna vez fui.
Lo lamento, pero no tengo nada más para ofrecer.
Ya lo he dado todo: lo mejor y también lo peor de mí.
De lo último podrán dar fe quienes me padecieron.
De lo anterior, acaso alguien brinde testimonio,
o tal vez no, aunque realmente poco importa.
Por mi parte, ninguna cosa más puedo dar
excepto estas pocas palabras sueltas,
mientras me guardo en el refugio
de la quietud y mi silencio.
jueves, junio 25, 2015
Silencio
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