sábado, enero 16, 2016

Los otros

Hay una calle llena de árboles. Cosa rara, porque cada vez quedan menos. Pero en esta calle los árboles todavía están. En otoño, caen las hojas. Un vecino, obsesivamente pulcro, sale entonces con su escoba y barre su vereda, pues no tolera verla llena de hojas secas. Las veredas de sus vecinos no las toca, pues considera que no son asunto suyo. Sin embargo, tarde o temprano soplará inevitablemente el viento, y las hojas depositadas en las veredas vecinas estropearán su tarea. La conclusión es simple: con cuidar la vereda propia en ocasiones no alcanza. Es necesario también considerar a nuestros vecinos, hablar con ellos, ponerse de acuerdo, y ayudar a aquel que queriendo barrer sus hojas acaso no puede hacerlo. Esto aplica a cualquier dinámica social. El otro nunca es alguien ajeno del todo a nuestros asuntos. El otro forma parte de un mismo entramado social. Ignorarlo es ignorarnos.

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