viernes, abril 10, 2020

Cuarentena - Día 22


Aburridos por la cuarentena, muchas personas ocupan su tiempo en subir a las redes sociales diferentes desafíos o problemas lógicos. Alguno de mis contactos publica la imagen que puede verse arriba de estas palabras. Veo muchas respuestas, algunas aparentemente más razonables que otras, basadas todas ellas en la lógica cibernética de "IF (condición) - THEN (conclusión)", lo cual no me parece mal, y sin embargo me sorprende que a nadie se le ocurra decir que en definitiva, en términos matemáticos, ocho más once siempre dará como resultado diecinueve. Y que el hecho de que los dos resultados anteriores sean fallidos no modifica absolutamente en nada la correcta resolución de la última suma. Luego me digo que, más allá de los pasatiempos, esta sencilla observación dice mucho acerca de las dinámicas y lógicas sociales en cuyo marco vivimos. Adoptamos las conclusiones a las que han llegado otros como verdades dadas, que no nos tomamos el trabajo de cuestionar, y a partir de ellas elaboramos nuestra manera de ver el mundo. Sin tener en cuenta que, si partimos de premisas equivocadas, el resultado muy probablemente también lo será.

Post Scriptum: Mi amigo Ariel Elijovich me hace notar que, desde un punto de vista lógico, existen tres resultados posibles, según se resuelva la suma en sus términos matemáticos literales o bien se resignifique la lógica de la ecuación que presenta la incógnita a la luz de los tres casos anteriores (dando por sentado, claro está, que los mismos aportan una información correcta). Concretamente, ante la forma "a + b = c", un modo de resolución sería (a x b) + a , lo cual daría como resultado 96, y otro modo posible sería tomar todo como una suma consecutiva, integrada también por los resultados parciales, lo cual daría como resultado 40. Lo llamativo es que quienes encuentran como resultado 40 no logran ver con facilidad el modo de llegar a 96, y viceversa. Y es que por lo general, ante la presencia de un problema determinado, tendemos a aferrarnos a la primera solución alternativa que se nos presenta, y automáticamente descartamos cualquier otra que también pudiera ser viable. Y también esto es un fiel reflejo de cómo solemos ser en el mundo.

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