sábado, julio 17, 2010

Palabras

El diario Clarín de hoy publica una entrevista a Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras. Allí habla, entre otras cosas, de las groserías verbales, y sostiene que no le preocupan, excepto cuando se hacen demasiado frecuentes. En tales casos reconoce que lo censuraría, pero no tanto en defensa de las buenas costumbres como de la propia puteada: "Porque la puteada es un bien de la lengua que se debe preservar para momentos contundentes. Y no hay que pervertirla ni banalizarla, como se hizo con la palabra boludo, que inicialmente tuvo un valor descalificativo y hoy no tiene nada." Luego reconoce que, en cambio, la palabra pelotudo ha mantenido un peso específico natural. Seguramente por la particular sonoridad de la letra p, hubiese señalado el Negro Fontanarrosa...

Pero lo que hoy más quiero rescatar de esta entrevista aparece recién en el último párrafo. El periodista pregunta: ¿Es cierto que la gente se entiende cuando habla? Y Pedro Luis Barcia responde:

"La gente se entiende menos de lo que cree porque maneja palabras grandes. La palabra grande, al serlo, tiene mucha cavidad y todo el mundo pone algo distinto adentro. Como en la palabra amor, usada para acostarse con alguien. La intención con que la mujer la recibe es sentimental, y el hombre le pone carga erótica. Ahí se produce el malentendido. Por eso es difícil llegar a acuerdos finales."

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