lunes, enero 10, 2011

María Elena











Nació un 1° de febrero de 1930 en Ramos Mejía. Se autodefinía como aspirante a nieta de Lewis Carroll. Creció en un caserón grande, con patios y gallinero, rodeada por un pomerania negro, rosales, gatos, limoneros, naranjos y una higuera cómoda sobre cuyas ramas leía durante la siesta libros como Los tres mosqueteros, Robinson Crusoe y La cabaña del Tío Tom. Más tarde escribirá poemas y compondrá canciones que trascenderán sus propios límites. Algunas de sus creaciones fueron dirigidas a los niños, otras a los adultos. Unas y otras marcaron profundamente a varias generaciones de argentinos. Hoy María Elena Walsh es esto: un sinúmero de recuerdos.

María Elena, ¿hoy el mundo se encuentra del derecho o del revés? Esta fue una de las preguntas que pude hacerle alguna vez, en medio de una entrevista que tuve la suerte de poder realizar con ella para Revista Clásica, en 1998.

Del revés ha estado siempre -me respondió. Y eso no ha variado para nada. Algunas pocas cosas han quedado del derecho, sin embargo. Y luego, para ejemplificarlo, me siguió hablando de la música, que era una de sus más grandes pasiones.

Será ley de la vida, esto de la inevitabilidad de la muerte. Pero hoy no puedo dejar de sentir que hay algo más del revés en el mundo, y tiene que ver con esta nueva ausencia, la de María Elena Walsh, que se suma a otras ausencias, todas esas que de a poco nos van acercando, en definitiva, a nuestro propio estar ausentes.

Será también por eso que nos duele.

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