Y en cuanto a la frase, certera, de Vinicius de Moraes, debería enseñarnos a aprovechar ese momento presente, eternamente fugaz, en el cual puede llegar a tener lugar la alegría.
Alguien dijo alguna vez que es posible vivir la eternidad en la modesta extensión de nuestras vidas, puesto que la eternidad no tiene ni principio ni fin, y por ende tampoco tiene contrarios: todo tiempo forma parte de la eternidad.
Del mismo modo, la alegría debería poder justificarse por sí misma, y no por la limitación que supone su caducidad imaginaria.
Luego vuelvo a pensar en la alegría que sentí alguna vez, y que ya se extinguió, y sinceramente no sé qué pensar. Así soy de contradictorio, algunas veces, y si lo dejo aquí anotado es sólo porque tal vez algún día vos lo leas.
2 comentarios:
Esta iba a ser, realmente, la última entrada de este blog.
No lo será, sin embargo.
Tal vez la última entrada llegue sin aviso, simplemente quedando en la posición de última aunque no haya sido escrita con semejante intención.
Así es como suelen suceder las cosas en la vida, por otra parte, según lo imagino.
Y en cuanto a la frase, certera, de Vinicius de Moraes, debería enseñarnos a aprovechar ese momento presente, eternamente fugaz, en el cual puede llegar a tener lugar la alegría.
Alguien dijo alguna vez que es posible vivir la eternidad en la modesta extensión de nuestras vidas, puesto que la eternidad no tiene ni principio ni fin, y por ende tampoco tiene contrarios: todo tiempo forma parte de la eternidad.
Del mismo modo, la alegría debería poder justificarse por sí misma, y no por la limitación que supone su caducidad imaginaria.
Luego vuelvo a pensar en la alegría que sentí alguna vez, y que ya se extinguió, y sinceramente no sé qué pensar. Así soy de contradictorio, algunas veces, y si lo dejo aquí anotado es sólo porque tal vez algún día vos lo leas.
También por eso es que sigo.
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