martes, enero 16, 2007

Verborragias

Texto atípico con breve cita introductoria en francés


"Cette amplification, que l'on confond si souvent avec le bien écrire, je la supporte de moins en moins... Quelle nécessité de faire un article ou un livre? Où trois lignes suffisent je n'en mettrai pas une de plus."
(GUIDE, "Pages de Journal")


B A S T A .

8 comentarios:

Germán A. Serain dijo...

Cada herida en el alma equivale a una derrota personal.

Germán A. Serain dijo...

A mis 12 años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: «¡Cuidado!» El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: «¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?» Ese día lo supe.

(Gabriel García Márquez)

Germán A. Serain dijo...

Y es como decir, por ejemplo, "te quiero", "te busco", "te deseo", "no me olvides". Tan simple y tan sencillo como eso.

Germán A. Serain dijo...

“Las palabras se esfuerzan,
se resquebrajan y a veces se rompen,
bajo la carga,
bajo la tensión, resbalan,
se deslizan, sucumben,
se pudren con su imprecisión,
no se quedan en su sitio,
no se quedan quietas.”

(T.S. Eliot)

Germán A. Serain dijo...

¿Ves estas letras?.. ¿Las ves?.. Me refiero precisamente a estas letras, que te parece estar leyendo. Son sólo pequeñas marcas negras volcadas sobre un fondo blanco. Marcas que nada dicen y casi nada son, cada una de ellas suelta sola y por su lado. Prácticamente nada, sola una cualquiera de ellas en medio del blanco brutal. Pero entonces se juntan, se acercan, las pequeñas marcas se arriman unas a las otras, se aglomeran y se empujan de una manera tal que a uno le parece comenzar a ver cosas; ya no sólo marcas sin sentido, sino formas, como esas extrañas formas que a veces forman las nubes, que cuando uno las observa con detenimiento de pronto ya han dejado de ser nube para convertirse en otra cosa. ¿En qué otra cosa?... No lo sé, y tampoco importa demasiado, al fin y al cabo. Como tampoco importa en qué cosa se están convirtiendo ahora mismo estas marcas indecibles, estos garabatos, negro sobre fondo blanco, sinsentidos aglutinados en palabras que de repente parecen estar diciendo cosas, y acaso las digan, al fin y al cabo. Habrá que probar, mirar de un modo distinto para saber. Observar como quien juega con las nubes, para ver si detrás de aquello, tan aparentemente confuso, no hay realmente otra realidad, o si por el contrario todo eso no es más que nada.

nada.

Pero sí hay algo. Mirá bien. Observá, por favor, te lo ruego, que esta no es una disposición carpichosa ni arbitraria, no es un azar del destino el que hizo que estas letras, estas palabras, estas frases ahora aparezcan ordenadas así ante tus ojos. Algo ha sucedido en algún momento atrás, acaso hace sólo un instante, acaso hace cien siglos, que les ha conferido origen. No hay causa sin efecto, ni efecto que no sea a su vez causa de otra cosa. ¿Me entendés? Así son estas palabras. No dicen estrictamente lo que dicen, es verdad. Pero es como una poesía, ¿viste? Parece que dice algo, pero hay que leer entre líneas. Estas marcas dicen que estoy solo, por ejemplo. Y que como no hay nadie más a mano me desquito golpeando teclas con mis dedos, medio al azar y sin sentido, escupiendo letras desde un teclado sobre una pantalla blanca, estúpidamente blanca, que a fuerza de tipeo intento vanamente ensombrecer, darle una forma, con marcas que nada dicen en sí mismas muy a pesar de que yo quisiera que dijesen cosas, qué cosas ni yo mismo lo sé, o en todo caso no estoy seguro, por ejemplo que estoy solo, tal vez, o que estoy harto de que estas palabras no alcancen a ser yo. O mejor dicho vos.

nadie.

¿Y entonces a quién le estoy escribiendo? ¿Quién va a recorrer con su vista todas estas marcas sin sentido aglomeradas apiñadas amalgamadas en forma de palabras y frases y ruegos gemidos sordos? ¿Existe acaso el árbol en el bosque cuando no hay testigos que lo observen y atestigüen su presencia allí, en medio de otros árboles igualmente anónimos e inmóviles y callados? ¿Hará ruido el día que ese árbol caiga seco, en medio de una tormenta acaso, o acaso sólo porque sí, porque le llegó su hora, o porque tuvo ganas de caerse, si en ese momento no hay nadie allí para escuchar el estrépito? ¿Tienen alguna razón de ser estas palabras si vos no estás ahí, mirando estos extraños signos, estas marcas negras sobre blanco que acaso nada dicen pero intentan, creo incluso que muy a pesar mío?

Mmm...

¡Ahí tenés!... Mirá esa enorme eme, por ejemplo... Sí, sí, la eme mayúscula con la que empieza la línea breve de más arriba. Una línea vertical que sube, se detiene ahí nomás y baja hacia la derecha... Pero vuelve a subir, siempre a cuarenta y cinco grados, para bajar de nuevo más tarde, tan vertical como había subido. Es una eme, ¿y qué? Se repite tres veces. ¿Pero qué significa?... Eme de mamá, milanesa, mierda, mugre, martillo, mirada, muerte. Mirá... Pero ya tan lejana está aquella eme, M, m, que ni sentido tiene seguir hablando de ella. Y es además una verdadera falta de consideración hacia las otras letras, siendo que hay, entre este punto (.) y aquella eme, tantos grafismos garabatos letras líneas caracteres igualmente caprichosos en sus diseños y disposiciones, y todo eso tan sin sentido como

solo.

Lo digo por si acaso, y también porque precisamente

escribo para no sentirme tan solo. Si acaso vos mañana, o pasado, o dentro de un rato, ojalá, leés todos estos signos amalgamados garabatos con sentido, sería bueno que por lo menos supieses, o por lo menos sospechases, que alguien estuvo aquí escribiéndolos, escupiendo letras desde un teclado a una pantalla tan blanco idiota, tan blanco nada, desde su indignación, llenando ese dicho blanco con cosas parecidas como a pequeñas hormiguitas negras, salvo que estáticas, hormiguitas también ellas idiotas, pobres, también ellas nada, pobrecitas. Pero es señal de que alguien allí estuvo, que es lo que importa. Acaso no alguien desesperado, pero sí solo. Un hombre solo que en algún instante de todo eso, entre nadas y hormiguitas y nubes con formas misteriosas estuvo pensando de nuevo en vos, aunque ninguna de esas palabras-hormiguitas diga tu nombre. Acaso sí alguna de esas nubes tenga tu rostro. No lo sé. Es de noche y el cielo está demasiado oscuro como para poder verlo.

¿Ves estas letras? ¿Las ves?... Son sólo un grito. Un pequeño y breve alarido, silencioso claro. ¿Qué es lo que ellas dicen? En medio de su confusión ellas dicen apenas que me siento solo y que vos ya no estás aquí conmigo.

Germán A. Serain dijo...

Se preguntaba alguna vez Julio Cortázar
por qué razón habríamos de seguir
escribiendo o diciendo cosas,
siendo que ya todo ha sido dicho,
de una u otra manera,
en algún otro momento.

A Cortázar le contesta André Guide:
Como no escuchamos,
no queda entonces más remedio
que volver a decirlo
todo de nuevo.

Germán A. Serain dijo...

Por lo tanto:

Cada herida en el alma equivale a una derrota personal.

Etcétera.

manulandia dijo...

No creo que sea así...

que cada herida en el alma equivale a una derrota personal?...

No me parece...todo depende de cómo lo mires...

Es sólo una cuestión de actitud...
(trilladísimo... pero es la verdad que tengo hoy)

Verborrágico? MUY... y todo en el mismo día?