Nos vamos disolviendo lentamente
en un mar de tiempo y de nada.
Miramos fotografías de otras épocas
con la misma extrañeza con la que
veríamos andar a un fantasma.
Somos nosotros, pero no somos.
Es apenas un rastro de lo que fuimos.
Poco a poco la memoria nos engaña.
Dejamos de recordar las cosas
para concentrarnos en el recuerdo
de las memorias que hemos construido
a través de los años, a la manera
de preciosas fantasías.
Suena Schubert mientras escribo
estas palabras sin un sentido cabal.
El no es todavía un recuerdo, o acaso sí
en cierta forma, pero está vivo en el instante
en que estas notas suenan y vibran en mí.
A veces siento que solamente el arte,
las diferentes formas de la poesía,
pueden llegar a salvarnos.
No de la muerte, ni del olvido,
pero sí tal vez de la vanidad
del momento evasivo en que somos
nada más para dejar de ser
en el instante siguiente.
miércoles, junio 15, 2016
Sin título III
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1 comentario:
Siempre agradable leerte. Siempre es una invitación a plantearnos la existencia misma.
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