sábado, noviembre 14, 2009

¿Es culpa del ciego vivir en tinieblas?

En una plaza, un mendigo está sentado en el suelo, al costado de un cantero. Es un día soleado y mucha gente camina cerca. El mendigo está ciego. A su lado, un triste cartón, pobremente garrapateado, implora: "Ten compasión estoy ciego". De muy poco sirve el pedido. La gente pasa alrededor sin mirar, sin ver el cartel, ni tampoco al mendigo. Cada tanto alguien arroja una moneda al pasar, sin detenerse. Otros apenas sí se apartan para no pisar al hombre. Hasta que alguien se detiene, toma el cartón y escribe otra cosa en el reverso. Este nuevo mensaje dice: "Es un hermoso día y yo no puedo verlo". Eso alcanza para que la gente cambie de actitud.

Esto es, básicamente, lo que cuenta el video que mi colega docente, Abel Vera Hidalgo, publicó esta semana en el blog que lleva adelante para seguir las clases con sus estudiantes. Lo que esta metáfora pretende expresar es que el modo en que decimos las cosas incide directamente en los resultados que obtenemos. Cuando el ciego le pregunta al hombre qué es lo que ha escrito en su cartón, este le responde: "Escribí de nuevo lo mismo, sólo que con otras palabras". Vale decir: el primer mensaje sólo expresa un sentido negativo a través de la manifestación de una carencia; el segundo le revela en cambio al transeúnte la fortuna que tiene por el sólo hecho de ver. Así el mensaje se torna positivo, y quien lo lee, al tomar conciencia de tener algo valioso, puede dar algo de lo que le sobra.

Sin embargo, lo que despertó en mí este video fue una reflexión de un orden bastante diferente. Lo primero que pensé fue que quienes tanto nos jactamos de ser pretendidamente videntes muchas veces nos comportamos como si fuésemos ciegos: no somos capaces de ver lo que tenemos a nuestro alrededor, frente a nuestras narices. Nos cuesta compadecernos, ponernos en el lugar del otro, porque ni siquiera vemos que hay otros ahí cerca nuestro.

Pero también nos cuesta ver lo que tenemos. Nos lo tienen que venir a decir de un modo brutal, para que comprendamos que lo mucho que nos falta es poco, comparado con lo mucho que tenemos. Considero que se trata, sin lugar a dudas, de una curiosa forma de la ceguera. Y sin embargo, también sigue siendo cierto que poder explicar algo es muy diferente de comprenderlo.

1 comentario:

ana.fukelman dijo...

compasion!!
hermoso texto