viernes, marzo 27, 2020

Cuarentena - Día 8

Por supuesto, comprendo la gravedad de la pandemia del coronavirus. Sin embargo, también me digo que hay un detalle curioso, y es que en rigor los virus ni siquiera son propiamente seres vivos. Es por este motivo, en definitiva, que me siguen pareciendo mucho más graves otras cuestiones, como las muertes que causan las guerras, por ejemplo, o en general el odio dispensado por unos seres humanos hacia otros. Me preocupan mucho más esas muertes, porque en ellas sí es posible identificar a un enemigo real, uno dotado de pleno ejercicio de la conciencia, a quien hacer responsable. Y ese enemigo es el propio ser humano, víctima y victimario a un mismo tiempo, de un lado o del otro, intercambiando incluso muchas veces el rol conforme la caprichosa dinámica de las circunstancias.

Lo del virus con suerte pasará, tarde o temprano. Lo verdaderamente importante es qué estamos dispuestos a hacer respecto de nuestra propia naturaleza, esa que tan a menudo nos conduce a ser nosotros mismos los lobos del hombre, como bien señalaba Hobbes. Lo sepamos o no, nuestro mayor problema es de orden moral, no sanitario.

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